Se refiere a la difusión de información falsa o engañosa, a menudo con la intención de causar daño, propagar desinformación o engañar a los destinatarios.

Los bulos pueden distribuirse por varias vías, incluyendo correo electrónico, mensajes de texto, aplicaciones de mensajería instantánea, redes sociales, entre otros.

El objetivo de estos mensajes puede variar, desde incentivar la visita a un sitio web malicioso, hasta recolectar direcciones de correo electrónico para actividades fraudulentas.

Es crucial ejercer el escepticismo digital y verificar la información antes de compartirla.