Se refiere a una situación en la que un sistema de seguridad o software antivirus no detecta una amenaza real, considerándola como segura.
En otras palabras, un archivo o actividad maliciosa pasa desapercibida, siendo identificada erróneamente como no perjudicial.
Los falsos negativos pueden ser particularmente peligrosos ya que permiten a las amenazas operar sin ser detectadas, lo que puede llevar a consecuencias graves en términos de ciberseguridad.