Es una actualización emitida por los fabricantes de software para solucionar fallos o brechas de seguridad identificadas en sus productos.
Estos parches están diseñados para reparar vulnerabilidades que podrían ser explotadas por ciberdelincuentes para acceder o dañar un sistema.
El proceso de parcheo incluye la aplicación de cambios al código fuente existente, con el fin de prevenir posibles ataques.
Mantener los sistemas y aplicaciones actualizadas con los últimos parches de seguridad es una práctica esencial para minimizar el riesgo de ciberataques.