Es una estrategia amplia que establece y prioriza las medidas necesarias para gestionar la seguridad de la información en una organización.
Este plan se desarrolla tras un análisis detallado de la situación actual y los riesgos potenciales, con el objetivo de reducir estos riesgos a un nivel aceptable.
La meta principal del plan es alinear las políticas y prácticas de seguridad con los objetivos estratégicos de la empresa.
Además, proporciona una estructura clara de roles y responsabilidades para todos los miembros de la organización y colaboradores externos, asegurando la adhesión a las mejores prácticas de seguridad y obligaciones legales.