Es una estrategia empleada en ciberseguridad para garantizar la continuidad del servicio y la protección de los datos.
Consiste en la creación de copias o duplicados de elementos del sistema, como archivos, hardware o conexiones de red, que pueden intervenir en caso de fallo del componente principal.
De este modo, si una parte del sistema falla o se daña, la redundancia asegura que el sistema pueda continuar operando normalmente utilizando los componentes duplicados.
Esta táctica es esencial para prevenir pérdidas de datos y minimizar las interrupciones del servicio.